lunes, 1 de marzo de 2010

CICLOGENESIS ATLETICA

La tormenta perfecta, la ciclogénesis, no afectó en lo meteorólogico a la capital de España pero sí que se pasó ayer por la noche por el Calderón. Se puso la camiseta del Atlético y barrió del mapa a un Valencia que acabó con nueve jugadores sobre el campo, que pudo volver a Valencia con una goleada de escándalo y que, créanme, aún tiene que dar graciar por la nefasta actuación de Pérez Burrull, que favoreció al cuadro levantino a pesar de mandar a dos de sus jugadores a la caseta. Antes había privado al cuadro madrileño de tres penaltis de libro y la jugada consiguiente del primero de ellos acabó con el primer tanto valencianista.
El choque sólo tuvo un dueño, el Atlético de Madrid. Una máxima que quedó reflejada en el marcador final y que sólo se empeñaron en poner en entredicho el trencilla del encuentro y César, meta valencianista que volvió a dar la nota en el Calderón pero que salvó a su equipo de una goleada de escándalo.
Una decisión errónea, la primera, de Pérez Burrull hizo que el Valencia se adelantara en el marcador, con sobresaliente injusticia. Primero, porque el Atleti había tenido hasta el momento notables ocasiones para haberse adelantado en el marcador, y segundo, porque el tanto ché llegó tras un calamitoso fallo del colegiado. El gol de Silva, golazo por cierto, subió al marcador en un contragolpe nacido después de que Banega derribara claramente a José Antonio Reyes en el área valancianista. El colegiado no lo vio.
Y ante tal injusticia había dos opciones: bajar los brazos como en otras ocasiones había hecho el cuadro madrileño o buscar con más fuerza el partido. Los de Quique -rehabilitados para la causa- optaron por el segundo camino y acorralaron al Valencia en su área. Tiago manejaba desde el centro un equipo que tenía entre ceja y ceja la meta de César. Reyes hácía más ruido y estuvo a punto de marcar un gol de videoteca: se fue de todo el que se puso por delante por su banda y mandó al paloun balón que seguro estará hoy circulando por la red, aunque ayer no llegará a la misma.
Agüero tiró de casta para robar un balón a Marchena y provocar el segundo error de Pérez Burrull: el central valencianista toca el balón con la mano y ni el trencilla ni sus auxiliares lo ven. Todo el Atleti protesta y tuvo que ser el cuarto árbitro, Figueroa Vázquez, el que le abre los ojos al colegiado. Roja directa, y penalti que Forlán no falla.
El partido transcurría y el dominio colchonero se hacía patente, brutal. César seguía parándolo todo y a todos: a Forlán, a Reyes, a Agüero... Al Kun le sacó un disparo que provocó la lesión del argentino, pero su equipo, enloquecido por buscar la portería valencianista, no echó el balón fuera y sólo paró cuando se produjo una falta en banda. Simão lanzó y el Kun, que no podía ni moverse, cabeceóa la red: histeria colectiva en el Calderón.
El tanto apuntilló al Valencia, equipo que perdió los nervios y vio como Miguel se fue a la calle por dura entrada a Valera. Fue entonces cuando Forlán anotó el tercero, segundo de su cuenta, y Jurado el cuarto, tras asistencia del charrúa. Goleada sin paliativos de un Atlético enchufado y en alza.
Mundo deportivo.es 01/03/2010